jueves, 11 de junio de 2009

Capítulo 3:No es cuestion de tamaño o ¿Sí?


Siempre me determiné por ser una niña que cuestionaba cualquier cosa, aunque fuera una sandez lo cuestionaba por el simplemente hecho de buscarle una explicación a todo. Años atrás volvía de la playa con unos amigos, estábamos hablando y uno saco la bromita de que le había puesto nombre a su “pene”, Iván reía conmigo mientras tanto Yoni seguía hablando de su Yoni junior.

– Yo me preocupo mucho, cuando salgo de la ducha le echo aceite Johnson & Johnson para tenerla suavecita y bien hidratada. Hay que tenerla bien para las ocasiones especiales. A esto seguía yo riéndome por semejante exageración la suya. Aunque Iván dijo que él no se preocupaba tanto como para echarse cremas y aceites corporales. Desde ahí empezó una serie de cuestiones las cuales guardé para llegado un momento ir preguntando e ir resolviéndolas. Han pasado los años y he ido descubriendo cosas sobre la sexualidad femenina, pero siempre he tenido dudas sobre la sexualidad masculina. Todo este rollo viene dado por ciertas conversaciones que mantuve el otro día, la cual me dio oportunidad de resolver muchas dudas. Era de noche y me aburría en la residencia, salí de mi habitación y fui directa a ver a mis amigos. Estaban en la habitación de Bentejuí todos reunidos jugando a la play 2, me senté en la cama y entablamos conversación estábamos hablando del valor y la confianza en la amistad.

–Una amiga siempre que vamos por la calle da igual lo que andemos hablando pero siempre se para en seco, me mira seriamente y pregunta “Sergio ¿Cuánto te mide?” Y yo siempre respondo un milímetro y medio. Sergio comenzó a reír — Es que ella siempre me dice que es necesario saberlo, porque es el mástil que mantiene la amistad. No sabía si hacer la vista gorda sobre ese mástil o si reírme hasta llorar. Le miré seriamente y la risa no tardó ni medio segundo en salir mientras le miraba.

– Bentejuí es el que la tiene grande por ser mejor persona que su hermano, ¡Lo siento Alex! te tocó tenerla pequeña por mala persona. Continué entre risas de todos nosotros.

- No es por nada pero hay tíos que conozco que se la miden. – Si ya sé, es el típico complejo de tenerla pequeña o no. Tanta preocupación y luego para que no sepan usarla. A esto Bentejuí añadió que él se la había medido, porque no sabía si la tenia de un tamaño aceptable y sabiendo que la media española es de 13’5 cm pues estaba contento porque la superaba, resolviendo así la duda y su complejo.

– Yo a diferencia de todos mis amigos y de mi hermano no me la he medido porque me parece una tontería. – Pero sois gemelos, tenéis todo igual ¿no? – Por supuesto que no porque el tamaño es variable, al igual que mi hermano es en algunos aspectos físicos diferente a mí. Le miré y afirme con la cabeza pensando en lo que había dicho y era cierto no había pensado en ese factor; que insensata yo.

– Tengo amigos, que ellos se lucen del tamaño de sus amigos. – Bentejuí, si tus amigos hacen eso ahí hay un grave problema de cierta declinación homosexual y digo problema porque se pone a lucir el tamaño de el miembro viril de otro y no el suyo que sería lo más normal.—

En esos momentos había llegado Fran que se unió a la conversación y apoyo mi teoría. – Sí, pero no lo dicen de esa manera si no en plan orgullosos…

– Ya que estamos, dime una cosa ¿Cómo te la mediste? Con un metro de metal, esos que se usan en las obras, con una cinta métrica o con una regla. Me miró – Con el metro ¡no! que eso duele, que me quedo sin mi cosita… Dijo esto con un enorme gesto de dolor dibujado en su cara, su cara desencadeno una oleada de caras de dolor entre los allí presentes y de las cuales yo miré y me senté a reír.

– Tengo una amiga, que se midió la vagina y dice que le mide 18 cm. – Se hizo un silencio en el cual mire para Alex – Tú amiga está loca, no me puedo imaginar a ninguna tía metiéndose una regla por la vagina… ¡Ais… que dolor!

— En verdad, fue el ginecólogo quien le dijo que le medía eso, tampoco hizo esa brutalidad de meterse una regla. Entre bromas Fran cogió la escuadra que había sobre la mesa, elevo las piernas mientras seguía sentado en su silla e hizo el gesto de introducirse la regla, como si de una mujer con un consolador en la mano se tratara.

– Si tú amiga no creo que hiciera este que es el más punzante me lo voy a meter haber cuanto me mide…Venga tómalo tú y prueba haber cuanto te mide. Seguidamente tome la escuadra en mis manos y me dirigí hacia el baño –

Voy a medirme a petición del señorito Fran y los aquí presentes. Es broma, no me miréis con esa cara.

— Pasado unos minutos de risas, hable de la posibilidad de que todas las mujeres tuvieran una medida estándar. Alex me insistió que podía ser variable como las de los hombres y de ahí salió la propuesta. Propusieron de broma que fuera por el pabellón social, el sitio de reunión de todos los residentes y que me pusiera a pasar la escuadra haber qué medidas sacaba. Reí por la chorrada que soltaron. Entre tanto seguía pensando en los 18cm, para mí era extraño que midiera eso la vagina, y dije que normalmente la vagina mide 21cm. Era una sandez, por mi parte lo sé… pero estaba descolocada yo de la situación. Y todos se rieron conmigo ya que no estaba en lo cierto, entre risas paré de reírme mientras los chicos se reían de mí. Fue algo que ya no era divertido, porque me quede pensando en mirar haber realmente ya que ninguno sabía a ciencia exacta las medidas. Aparte, soy humana no lo sé todo y me puedo equivocar, con lo cual ellos podían haber dicho la misma burrada. Así que fui directa a internet y me puse a investigar, mientras hablaba con un amigo por el MSN. Me entro la duda y le pregunte “¿Sí alguna vez se la había medido?” ha esto me dijo “Bueno uno se preocupa, de tenerla bien…” entre lo que él me escribió la respuesta yo ya había descubierto el tamaño que podía tener la vagina normalmente medía entre 8 y 11 cm. Esta se adapta según el tamaño del pene y del grado de excitación en el que se encuentre una mujer. Ahora sabiendo esto pensé que me estaba confundiendo uniendo las medidas del útero y la vagina de ahí a mi burrada y la de los chicos porque si 21 era demasiado 18…. Continué la conversación tan interesante y amena que mantenía con mi amigo y me preguntaba que cuanto creía que le media. En la viña del señor me he encontrado muchos casos…así que no sé le dije. Tampoco he tenido la ocasión de verle en persona para decir “¡Espera que saco la regla!”.Al final acabo diciéndome, no son malas medidas… (Por si alguna le interesa) y me afirmó que siempre se dice que el tamaño no importa. Le apoye en esa opinión y le respondí con lo que explique anteriormente, añadiendo que también es importante que tenga un determinado grosor porque no todas las mujeres tienen el clítoris en la misma posición en el cuerpo. Con lo que el pene tiene un grosor grande, el roce es mayor. Ahora que me acuerdo y sé por experiencia, muchas posturas utilizadas en el kamasutra, tienen determinadas funciones para complacer a ambos sexos. Hay una postura que se penetra por detrás la mujer se recuesta en un lado con las piernas juntas y la pareja le penetra por detrás, esta postura ayuda a que el pene tenga mayor roce con el clítoris, aunque también es un estimulante para aquellas mujeres que no consiguen llegar a los orgasmos. Es una de mis preferidas, aparte de que puede estar la otra persona acariciándote o susurrándote cosas al oído… Con esto aprendí cosas nuevas las cuales no sabía. Encuentro explicaciones para algunas cosas mientras se abren nuevas dudas con respuestas y otras sin respuesta. Mi pregunta ahora es ¿Por qué tanta importancia al tamaño? La respuesta a esto es que la vagina se adapta, lo importante es que de placer ¿No? Entonces más que de tamaño es cuestión de saberse desenvolver en el campo sexual, si no de nada sirve que sea largo o pequeño, porque no se sabría usar. También me ayudó a entender que los hombres se preocupan no solo del tamaño, que al igual que las mujeres que se miran al espejo mientras se quejan del tamaño de sus tetas vulgarmente dicho, se preocupan de sí la tienen bien o no. Ya que están en continuo contacto y es una zona muy sensible. Y mi otra duda es si el tamaño normal de la vagina es de entre 8 y 11 cm, luego esta varía según el tamaño del pene y del grosor. ¿Por qué a la amiga de Alex le mide su vagina 18 cm? ¬¬

Capítulo 2: La primera vez.


—Mamá, me voy a donde están los libros ahora vuelvo.—

Si, ahí estaba yo en el supermercado, de compras con la familia y como siempre me iba a donde los libros y la música. Novelas del sudario de Jesús, de los Templarios, de la guerra civil y entre todos el que me llamo la atención “El diario rojo de Carlota”, conocía esa serie de libros en el instituto a una clase les hicieron leer, se llamaba el diario violeta de Carlota. Me llamó la atención y me puse a leer el resumen del libro, mi sorpresa fue el leer que era de sexo, decidí comprarlo.

—Mamá, ¿Me lo puedes comprar?—se lo dije entusiasmada. Me pregunto de que era y le explique.

—Bueno, si a ti te gusta no me importa.— No me miró con cara rara, en verdad, ella sabe lo que me gusta leer así que, no le importaba la verdad de que el libro fuera de sexo. Nunca en mi casa se puso oposiciones a eso. Desde pequeña me han dado libertad para hablar de ello y nunca se ha demostrado pudor a ese tema a la hora de hablar.

Llegué a casa, subí corriendo directa a mi cuarto, me senté en la cama,me quite los zapatos y me deje resbalar por el filo de la cama para sentarme a leer. Ahí estaba, sentada con mi perro en mi regazo, abrí el libro, y comencé la lectura. Al leer esas paginas me iba metiendo en la historia, de tal forma que me quedaba impresionada la cantidad de información de la que yo no tenia conciencia de que existía. Creo que fue un libro que motivo mi interés aun más sobre el sexo, ya que su contenido era como muy cercano a mi. Es que la protagonista explicaba sus investigaciones sobre el sexo, enfermedades, respuestas a las preguntas más frecuentes, algunas eran así : ¿Puede una chica quedarse embarazada por penetración anal ?, ¿Duele la primera vez? O ¿Por que los chicos tienen disfunciones eréctiles?Así iba hablando de cosas que normalmente no tienes ni idea, porque nunca te comentan, pero están ahí. Todo esto acrecentó mis conocimientos, me ayudo aun mas a entender la sexualidad y me gustaba porque me abrió la mente de los tópicos que circulan libremente por ahí. Entre el libro y la profesora de ética el año anterior, me había convertido en una persona más liberal, dispuesta a probar lo que fuera y a practicar lo prohibido para unos y lo esencial para otros.

En esos días andaba muy espontanea con mi novio, aprovechaba cualquier momento para estar a solas con él. Estaba claro, le quería mucho pero me faltaba algo que no había ocurrido en 3 meses, largos meses sin nada de sexo. Creo que estaba preparada, para acostarme con él y sino hablando mal y pronto, quería follar ¡ya! Tenía ganas el cuerpo me lo pedía, entre que el libro me incitaba, y yo que tenía curiosidad por saber que se sentía el estar allí dejándome llevar por la lujuria, me ponía con dientes y garras. Pasaron los días y llegó el momento, el ansiado momento. Recordare ese momento, cómo si hubiera sido hace un momento; estaba en su cuarto, sentada encima de su cama, acababa de salir a la cocina a ponerme agua. Yo entre tanto me quedé sentada esperando, me dio el vaso y me bebí el agua mirándole. Entre tanto me ponia a tocarle para incitarle más con acaricias atrevidas, tan solo fue colocar el vaso en la mesita de noche y cuando me giraba no me dio tiempo a reaccionar, me tenia atrapada entre sus brazos. Fue un momento dulce porque en aquel momento sus labios acariciaban los mios como si no hubiera tiempo para intercambiar palabras, en ese momento lo único que necesitamos era estar el uno con el otro. De tantas caricias, llevó sus manos hacia mi camiseta y me la fue retirando mientras me besaba. Poco fuimos despojándonos de la ropa. Pero antes de seguir, se detuvo—¿Quieres seguir?—

—Por supuesto.— Mis palabras fueron rápidas y concisas.

Seguimos adelante, me acomodé y dejé que siguiera él sin más demoras. Sin dolor, no me lo podía creer ¡tan relajada estaba! Pues si me había dejado llevar y el momento más duro, que para cualquier chica puede ser lo había superado. Me dejaba llevar por sus movimientos, mientras me agarré con mis piernas en su espalda. Notaba como entraba y salía, el calor que desprendía de su cuerpo y la respiración me sumía en un mar embravecido que me hacia gritar de placer y eso le hacia perder los estribos he ir más rápido. Lentamente iba parando y me colocó encima suyo, me movía al tiempo que el marcaba con sus manos. Noté como sus manos me apretaban cada vez más el culo y me gustaba, es más sentia una ola de furor que me subía por el cuerpo haciendo hervir ¡…umm! aun puedo recordarlo. Luego bajo su pecho continuábamos, él me besaba el cuello, me lamia y me mordía los pechos mientras nos fundiamos en un cuerpo a cuerpo, como si de una lucha se tratara para ver quien iba a ganar el cuerpo a cuerpo; durante bastante tiempo estuvimos allí hasta que lleguemos al punto juntos, era diferente porque no era como cuando te masturbas, podías sentir como el cuerpo se relajaba aun más, la vagina se me contraía y aprisionaba su pene.

Cuando acabamos, se quitó el condón. Tras eso se quedó mirándome un buen rato, la verdad es que sobraban palabras como para decir que estuvo bien.Mi impresión era grata y me había gustado, veía mi cuerpo de una manera diferente, algo que dio fruto en mi un interés por el sexo muy grande y del que me siento orgullosa hoy en día.

Capítulo 1: Confesiones de una quinceañera.


Recuerdo que ese día tuvimos hora libre con la profesora de ética, ¡increíble, había faltado! Me quedé con Dailos sentada al lado del gimnasio, y comenzamos a hablar de tonterías como era de costumbre. Lo mejor fue cuando me confesó que le gustaba la profesora de ética.

–Ten cuidado, te mira demasiado y siempre que saca el temita de sexo te llama a ti, ¡Dailos! ¿Tú qué opinas?–. Dije con tono de burla.

Su cara cambió y comenzó a reírse y enseguida me contagio la risa. Me levanté y me puse en frente de él.

–Seguro sueñas demasiado con ella, sueños pervertidos ¡¡¡buuuhhh!!!–Dije riéndome. –Pues he soñado con ella, e incluso he pensado en lo que dice ella, de que las chicas deberían ser más promiscuas a la hora de hablar de sexo, tiene razón en cuestión de que los chicos entramos en materia hablamos de eso entre nosotros, pero ustedes lo contrario. Tanta represión por el ¿Qué dirán de mí?– Dijo mientras me miraba.

En mi surgió la necesidad de cachetearle porque no todas las chicas nos reprimimos para hablar de esos temas, la cosa estaba que desde que una nombraba algo así, te ponían de guarra, de cualquier cosa, que nada tenia que ver con una. Y eso siendo un simple comentario tonto, pero no me resigné a que dijera eso, no estaba de acuerdo con el “Todas las chicas”, sabía de sobra que todas no éramos así, de modo que me precipité a que siguiera hablando.


–Te crees que todas somos iguales, piensa en lo que Lourdes dijo en su momento, la ventaja de los hombres y la desventaja de la mujer por la moral de hoy en día que sigue aun siendo algo machista. No siempre todas no se reprimen hablando, en cambio nos obligan a callar, pero yo paso de todo y no me importa decir la verdad; Tampoco creo que sea malo hablar de sexo con los chicos, es algo que nos afecta por igual, sin embargo, puedes pregúntame cualquier cosa y la pienso responder–. Puse cara seria para que me tomara enserio y le miré a los ojos.


–¿Cualquier cosa?– murmuró. Bueno, si es cualquier cosa, pues dime la verdad, ¿Te has masturbado alguna vez? Dijiste cualquier cosa, espero una respuesta con argumentos si es un no.


–Sí, y no me avergüenzo de haberlo hecho, ni decirlo–. Es una cosa normal, una se pone a investigarse así misma y descubre cosas, que te hacen ser feliz por momentos– Sonreí. Yo las descubrí y me gustaron y no veas si me gustó sentir cómo la mente queda sumida a un estado de éxtasis donde sientes la necesidad de gritar para expresar lo vivido en ese momento. Es que explicarte lo que se siente y lo que hace sentir es difícil.


Su cara cambió totalmente, creo que perdió su color al instante, se torno a blanco el color de su piel; fue divertido verle así sin más.

–¿De lo que me has contado es todo verdad?–seguía atónito.

– ¿Cómo negarte algo que no es malo? Es divertido, a mi me gusta y lo digo, no me avergüenza. Lo siguiente que recuerdo es que me dio un abrazo y en un susurro me dijo,– eres la única tía que conozco, que tiene huevos para decir algo así–. Mi risa fue descomunal, claro, algo tan íntimo, no se contaba así por así. Pero bueno en su momento pensaba y seguiré pensando que mentir no me servía de nada y que la vergüenza había que dejarla en la basura, aunque a veces hay que morderse la lengua antes de hablar y pensar de qué manera decir las cosas no se vaya a entender cosas que no son en su momento.


–Las mujeres de hoy en día se masturban, unas dirán que no y otras si. El poder decirlo libremente es algo que aún no se ve con buenos ojos. Sin embargo, un hombre lo dice, “me hago pajas”, vulgarmente dicho y no pasa nada pero el que una mujer o una chica lo diga es lo peor. Pero no importa, los tiempos van cambiando y la moral también, por eso con una que empiece a decir las verdades más íntimas se cambia algo del mundo en el que se vive y si no pues seré feliz, porque seré yo misma y no estaré haciendo nada malo–.Aclaré y seguidamente me soltó la pregunta que esperaba cuando le respondí anteriormente.

–¿En qué piensas cuando estas ahí?, ya sabes– dijo entre cortado.


–Esperaba esa pregunta, bueno…yo pienso en ti… son bromas.–Sonreí ante esto.

– En ti no pienso, no te lo creas, pero sí pienso en cómo me acaricia el chico que me gusta, en cómo me acaricia con sus labios con los míos…. En todo lo que se puede hacer en una cama y en distintos lugares–. Seguía atónito y realmente me parecía divertido.

–Pareces asombrado, ¿Qué esperabas? El típico no, yo no hago tales cochinadas.– dicho esto le sonreí.

Seguimos hablando sobre otras cosas, aún así, tras decirle todo eso me siguió mirando igual. Y digo eso porque a veces la visión de una persona tal y como es, cambia al saber cosas íntimas y más siendo una chica, podrían calificarte de viciosa, pero no. La conversación siguió su curso, era amena, me gustaba hablar de este tema con Dailos, era divertido y gratificante porque aprendes cosas, intercambias opiniones y ves que hay personas que no son tan carcas y no lo ven mal. Llegué a la conclusión de que la gracia se encuentra en que se puede cambiar las cosas si uno desea cambiarlas, y en ese momento, entendí que en mi mundo al menos había cambiado algo y me sentía bien.